La aventura de "Jóvenes al loro"

Jóvenes al loro” fue el nombre de un concurso organizado por Radio Nacional de España que se emitía dentro del programa “Lo que es la vida” –que presentaba la conocida locutora Nieves Herrero– en el que el Colegio participó por tres ocasiones, entre los años 2000 y 2003. Tenía lugar todos los viernes del curso escolar y consistía en una competición entre colegios de toda España (quienes presentaban un equipo formado por ocho alumnos de 4º ESO y dos suplentes) para responder a preguntas de actualidad.

Y es que, para quienes coincidieron durante esos años en el Colegio y “para toda una generación” la ya pasada de moda frase de “estar al loro” se convirtió en una divertida actividad a la que se asistía algunas tardes del curso en el salón de actos para animar en la competición a sus compañeros de colegio y de paso verlos ganar. Y esta afirmación no es algo que se diga a la ligera, pues las tres participaciones del equipo de “La Salle” Santander fueron dignas de elogio: en la primera quedando semifinalistas; en la segunda como campeones y en la tercera y última como finalistas. Una vez que se conoció el y, después de reflexionarlo en el equipo directivo, se valoró el carácter educativo del concurso, por lo que hubo que formar un equipo que representara al colegio “con dignidad”... Y ¡vaya si lo hicieron! Y eso que en la primera eliminatoria nos enfrentamos contra un colegio de Canarias, sin saber exactamente cómo iba a ser la cosa, y la superamos con algún que otro apuro, lo que nos sirvió para darnos cuenta de que la cosa iba en serio y que había que prepararse a conciencia, como así fue.Jóvenes al loro

La dinámica del concurso no era complicada: los equipos de los colegios (32 en total) debían contestar a preguntas de actualidad que hubieran aparecido publicadas en la prensa nacional en los días anteriores a la fecha de la eliminatoria. Los centros se enfrentaban de dos en dos por sorteo, y se realizaban diez preguntas sobre cinco temas: nacional, internacional, economía, cultura y deportes... que valían dos puntos; si el otro equipo fallaba, había opción de rebote, por un punto. El ganador pasaba a la siguiente eliminatoria, hasta quedar uno solo campeón. Cada equipo participaba desde su propio centro, y eran los técnicos de RNE los que se desplazaban hasta allí con la unidad móvil para la emisión..., aunque en alguna ocasión los problemas con la línea a punto estuvieron de hacer suspender la eliminatoria. En todas las ocasiones, el locutor que nos acompañó fue Juan Carlos de la Fuente.

En un primer momento los miembros del equipo –que siempre fueron elegidos por sus propios compañeros de curso– dedicaban algunos tiempos de la clase de Lengua a prepararse, leyendo de pasada los periódicos... Pero a partir de la segunda eliminatoria la cosa se “profesionalizó”, de manera de los muchachos se repartían los temas y se los “empollaban”, realizando fichas y listas con nombres, fechas, lugares, acontecimientos, premios, resultados... que memorizaban en los tiempos dedicados a ello. Pronto se vio necesario dedicar algo más que las sesiones de clase de algunas asignaturas como Lengua o Historia, pues sintetizar los contenidos de cinco periódicos diarios (eran La Razón, ABC, El País, El Mundo y Marca) de domingo a viernes suponía un volumen de información considerable..., de modo que fueron muchos ratos de actividad extraescolar por las tardes los que los miembros del equipo pasaban en aquella pequeña sala que colindaba con el antiguo despacho de Pastoral... (y mucho podrían decir aquellas paredes de confidencias, bromas y travesuras, que también las hubo...). Todo ello quedó convenientemente recogido en varios artículos de la revista colegial Noray (números  61 a 66), donde ser narra cómo transcurrieron las eliminatorias de cada ocasión y los colegios a los que nos enfrentamos, con colaboración de los propios participantes... Así, la alumna Celia Arconada escribía después de la primera experiencia: «Fue una semana llena de nervios. Casi no tuvimos tiempo ni para descansar. Todas las tardes nos quedamos en el Colegio para leer los periódicos; menos mal que conseguimos hacer de esas sesiones un tiempo ameno. Además en las clases de Lengua aprovechamos para estudiar las noticias, haciendo unas fichas muy útiles para luego estudiarlas. Y, aunque tuvimos la mala suerte de que esos días coincidieron con la evaluación, conseguimos sacar el tiempo necesario (aún hoy me pregunto de dónde salió)».

En la primera edición, en el curso 2000-01, el equipo formado por  Begoña Venegas, Celia Arconada, Paula Rodríguez-Cantón, Isabel Quintana, Montserrat Fernández, Estefanía Sánchez, Borja Romanillo, Amador Fernández, Alberto Martín y Sergio Gutiérrez fue abriéndose camino poco a poco, hasta llegar a la semifinal, donde se perdió con un instituto de Toledo por un punto, al fallar en el apellido de un político italiano llamado Francesco Rutelli... Al menos nos quedamos con el consuelo de que en la final perdieron contra el colegio “La Salle” de Teruel, salvando así el “honor lasaliano” del asunto.

Al año siguiente se repitió participación, a pesar de lo arriesgado de no mejorar el resultado anterior..., tal y como intentó vaticinar alguna mente perversa... Y así, el grupo compuesto por Paula Arrasate, José D. de Berrazueta, Juan Gañán, Pablo Lázaro, María Pascual, Javier Quintana, Ángel Ruiz, Ruth Sánchez, Rubén Sánchez y Rocío Tejada se alzó con el triunfo. Para ello tuvieron que ganar cuatro eliminatorias, hasta llegar a la final (incluyendo la repetición de una de ellas, contra Tenerife, al acabar empatados después de realizar todas las preguntas disponibles), que tuvo lugar en Teruel. Hasta allí nos desplazamos en un largo viaje en autobús los diez alumnos, el H. Javier Abad, el director H. José Carlos y el presentador de RNE, donde pudimos conocer en persona a Nieves Herrero y a otros colaboradores de su programa.

El relato de Rubén Sánchez y Pablo Lázaro en Noray sobre aquella final decía así: «La final la celebramos en el parque “Dinópolis”, en Teruel, puesto que el año anterior el ganador había sido el Colegio “La Salle” de aquella ciudad. La casualidad quiso que nuestro oponente fuera un instituto de allí mismo, con lo cual jugaban en casa. Pero allá fuimos sin miedo. Allí llegamos a las seis de la tarde, después de salir temprano de Santander, con muchas horas de autobús, y de comer tranquilamente en el hotel. Pronto comenzaron a llegar muchas personas, dispuestas a animar a los locales, pero nosotros apenas nos pusimos nerviosos. La final estuvo muy igualada hasta la 5ª pregunta, cuando ellos cometieron el primer fallo y cogimos el rebote, lo cual nos puso por delante hasta el final. El resultado fue abrumador: 19 puntos contra 14. Por la noche tuvimos una cena de gala, donde nos entregaron los premios. Luego pudimos conocer la ciudad “de noche”. Al día siguiente visitamos, más tranquilamente ya, el parque de Dinópolis y tuvimos una pequeña visita guiada por la ciudad, para terminar con la comida y la despedida de nuestros amigos de Teruel, que fueron unos buenos anfitriones». De regreso a Santander, ya muy entrada la noche, fuimos recibidos con todos los honores (¡hasta con una pancarta de bienvenida!) por un grupo de incondicionales, entre las que se encontraban Charo y Marisol y algunos de nuestros familiares.Jóvenes al loro

Por último, en el curso 2002-03 el Colegio volvió a participar... Había que defender el título, y de ello se encargaron Agustín Fernández, Hugo García, Laura Gutiérrez, Patricia Lama, Alberto Monge, Isabel Revuelta, Ángel Ruiz de Pellón, Óscar Sánchez, Rebeca Vallejo y María Venegas, que actualmente cubre la baja de Beatriz dando clases de Dibujo Técnico en el colegio. Paulatinamente se fueron superando las cuatro eliminatorias (en alguna de ellas, como la que hubo contra un colegio de León, con el resultado más abultado probablemente de todas las que se celebraron en el programa: 24-6, lo que suponía acertar las 10 preguntas y 3 rebotes de los contrarios...) y de nuevo se llegó a la final, que tuvo lugar en casa, en el centro comercial de El Corte Inglés de Nueva Montaña, en el mes de junio.

En esa ocasión –con la presencia de profesores, padres, amigos y alumnos de todas las clases del colegio– nos correspondió ser anfitriones del centro “Sagrada Familia” de Cuenca y defender el título, y no se hizo mal, aunque se perdió; la eliminatoria comenzó bien, y hasta nos pusimos por delante, pero luego fallamos, nos empataron y nos adelantaron... A nadie se le olvidará que el busto de Nefertiti se encuentra en el Museo de Berlín y no en el de Londres... Pero bueno. Lo peor de no ganar en casa fueron las caras de desilusión de la gente que nos acompañó, porque –al menos por parte de quienes participamos– el haber llegado de nuevo a la final fue ya una hazaña importante.

Visto con la perspectiva del tiempo, “Jóvenes al loro” fue una buena experiencia educativa, pues sirvió a quienes participaron en al menos tres cosas: Aprender a utilizar la prensa y a descubrir muchos de los mecanismos que la regulan; Esforzarse para sacarlo adelante junto a los estudios y actividades; Y a funcionar como equipo, pues fueron muchas las horas metidas en el “zulo” juntos, con tiempos para hablar, reír, compartir y confiar en los demás. En definitiva, una aventura formativa de las que vale la pena participar. Ojalá se pueda seguir participando en iniciativas similares en el futuro.

Queremos agradecer la colaboración del Hermano Javier Abad por narrarnos un trocito de nuestros 75 años de historias.

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